Monólogo de Gabriel dentro de su prisión
No puedo más. Estoy muy cansada, pero no consigo dormir. Tengo tanto frío... Y, aún así, no puedo parar de pensar en la criatura que llevo dentro de mí. Haré todo lo posible para que no le pase nada. Tengo que ser fuerte y salir adelante... no voy a dejar que mi hijo sufra.
Me han encerrado aquí, en una celda demasiado pequeña, demasiado oscura, demasiado fría... Estoy sentada en una esquina, hecha un ovillo y acariciando débilmente mi barriga, intentando transmitir tranquilidad a mi hijo. No puedo evitar derramar un par de lágrimas, estoy muy triste. Pero no debo olvidar quién soy: un arcángel que lucha por la humanidad y la vida; un arcángel capaz de sentir amor hacia un demonio... y conseguir crear vida; un arcángel que ama a la Creación tanto como a los humanos, y que debe proteger sus vidas.
Sonrío levemente al pensar que Nebiros y Uriel todavía no han podido descubrir quién es el padre de mi hijo, y que cuando venga los detendrá y conseguirá sacarme de aquí y detener la masacre que nos acecha. Amo tanto a Astaroth... No quiero que le pase nada.
Estoy percibiendo algo. Una especie de ruido, creo. Levanto la cabeza, alarmada. Ah, no; sólo es un espíritu perdido. Un momento, no parece muy perdido... Lo observo, dirigiéndole una mirada comprensiva, y le dedico una sonrisa. Me empieza a hablar, y me doy cuenta de que en realidad sabe muchas cosas para ser un simple fantasma. Sabe quién soy y quién me tiene prisionera. Cierro los ojos, ocultando tristeza por recordar que sigo aquí encerrada. Cuando se marcha, presiento que pronto volveré a ser libre, que todo saldrá bien.
Me envuelvo en mi chaqueta, en esta esquina fría, y abrazo mi barriga para transmitirle paz a mi bebé. "Todo saldrá bien", le digo.
0 comentaris:
Publica un comentari a l'entrada