Dos velas para el diablo

"cuando los ángeles te dan la espalda, ¿en quién puedes confiar?"

Cruce de historias

¿Y si mezclamos los protagonistas de "Dos velas para el diablo" con los personajes de los dibujos animados "Phineas y Ferb", en los paisajes de la película "Piratas del Caribe"?

Por fin estamos en Isla Tortuga, una isla cerca de Cuba. Angelo dice que aquí vive un demonio que nos puede dar información sobre Nebiros de forma confidencial. No creo que ese demonio sea tan confidencial como dice ser... al fin y al cabo es un demonio. Pero no me he opuesto a la idea de venir hasta aquí porque nunca he estado en el Caribe y me apetecía ir. Hemos tenido que parar en el aeropuerto de Haití y desplazarnos en barco hasta Isla Tortuga, porque allí no hay aeropuertos.
Bajamos del barco y andamos por el muelle. Angelo me dice que si preguntamos a alguien dónde está ese demonio acabaremos antes; parece ser que ese demonio es muy importante por aquí. Angelo ve a un hombre de espaldas en el muelle y se acerca para preguntarle. Cuando llegamos a su lado vemos que delante nuestro hay un barco muy pequeño hundido, el cual sólo se le ve el palo mayor con una pequeña bandera.
-Esto no me gusta demasiado. -dice el hombre. No sé si está hablando solo o si se ha percatado de nuestra presencia (al menos de la de Angelo).
-Perdone, señor. ¿Qué le ha pasado? -saluda Angelo.
El hombre se gira y podemos ver su impresionante semblante: es un hombre alto, con el pelo negro lleno de trenzas, monedas y piedras de colores en el pelo, y con un turbante rojo. Lleva un traje muy desgastado y una espada dentro de una una vaina a un lado de su cuerpo.
-Nada, ahora ya no es mi barco. -dice, mirando a Angelo fijamente y moviendo inevitablemente su cuerpo de manera circular.
-Me gustaría saber si conoce al capitán Hellmon. -pregunta Angelo.
Así que el demonio se hace llamar "capitán Hellmon"... Me pregunto a cuantos hombres tendrá a su merced.
-Soy el capitán Jack Sparrow. Le suena mi nombre, ¿verdad? -pregunta, ignorando la pregunta de Angelo.
-La verdad es que no, señor.
Ese hombre tiene tatuajes por todo el cuerpo, anillos en los dedos y... creo que es un pirata.
-Bien, chico. Pues creo que no sabe nada sobre piratería. -eso confirma mi sospecha. Angelo no se sorprende, supongo que ya lo habría pensado también. -No conozco al capitán Hellmon. Así que yo tampoco sé nada sobre piratería. Y a pesar de eso, soy un pirata. Soy el capitán Jack Sparrow.
Este hombre es muy raro. Creo que está un poco loco.
<Angelo, vamos a preguntar a otra persona...>
-Sin embargo -me corta el pirata, como si me hubiera escuchado- conozco a alguien que sí lo conoce. Sígueme, chico.
Nos quedamos perplejos, pero seguimos de cerca al capitán Jack Sparrow a través de Isla Tortuga. Se mueve rápidamente y genera una melodía extraña por el retumbar del suelo con sus botas.
-Hemos llegado. -nos dice al cabo de diez minutos, delante de una casa blanca.
Hemos recorrido Isla Tortuga y me parece un lugar demasiado sucio, lleno de piratas y borrachos. Cuando me doy cuenta, Jack Sparrow se está marchando y Angelo no le ha podido ni dar las gracias.
-Ho ho ho, un gran pirata soy... -oigo que canta en voz baja, mientras se aleja. Qué personaje tan peculiar...
Angelo llama al timbre de esa casa. Le abre una chica de unos catorce años, que le mira de arriba a abajo. Le pregunta por alguien que conozca al capitán Hellmon, y ella responde con un grito:
-¡Phineaaas! ¡Alguien pregunta por ti! -y, dirigiéndose a Angelo -Si necesitas algo más, chico, me lo dices... Me llamo Candace Flynn...
Lo ha dicho con una sonrisa descarada, y eso me está poniendo de los nervios. De repente, interrumpiendo por fin esa sonrisa, aparecen dos niños de unos diez años que salen por la puerta y se plantan frente a nosotros.
-Hola. Me llamo Phineas Flynn, y este es mi hermano Ferb. ¿Quién eres?
Ante la sorpresa de ver a dos niños, Angelo no dice nada.
<¡Angelo, habla!>, le digo.
-Me llamo Angelo, y he venido a hablar con el capitán Hellmon. ¿Sabéis dónde se encuentra?
-¡Claro! -exclama Phineas, simpático -Siempre le ayudamos a construir máquinas para sus barcos. Nuestros padres se han ido a comprar. Si queréis os guiaremos hasta su gran navío.
En ese momento aparece a nuestro lado una especie de animal de color azul.
-Oh, estás aquí, Perry. -dice Ferb, la primera frase que ha dicho en todo el rato.
-Perry es nuestra mascota. Es un ornitorrinco. Vendrá con nosotros, ¿vale?
Empiezan a andar y nosotros los seguimos. Al cabo de un rato llegamos a un puerto el cual lo que más nos atrae es un gran navío blanco. Subimos por la pasarela y entramos en la cubierta. Phineas hace sonar una campana al lado de la puerta del camarote principal y abre un hombre de largo pelo negro y ojos azules.
-Phineas, amigo mío. ¿Quieres pasar? -saluda el hombre, cogiéndose el sombrero.
De pronto, el hombre mira a Angelo y Angelo le mira a él. Me he dado cuenta de que tiene dos alas negras inmensas en su espalda, cosa que ni Phineas, ni Ferb, ni Perry el ornitorrinco ven.
-Capitán Hellmon, le he traído a alguien que quiere hablar con usted. Nosotros nos vamos ahora. -dice Phineas.
Perry el ornitorrinco hace un ruido extraño, algo así como "rrrrr", y se marchan los tres. Angelo y yo entramos en el camarote del capitán. Nos saludamos, y los dos demonios empiezan a hablar en lenguaje demoníaco.
Hemos logrado hablar con el capitán Hellmon con ayuda de unos personajes muy extraños... quién sabe si en realidad no estaban allí por simple casualidad.

Llenando lagunas

[Cuando Astaroth y el arcángel Miguel destruyen el edificio Eden Pharmacorp]

-¡Iros, rápido! -grita Astaroth. Cat y Angelo, junto con los arcángeles, salen rápidamente hacia fuera del edificio.
-Creo que nos lo vamos a pasar en grande -le dice Miguel a Astaroth, con una sonrisa.
Los dos bajan rápidamente por las escaleras hasta la parte inferior del edificio. Cuando se aseguran de que ningún aliado está cerca, empiezan a hacer un extraño ritual. Se ponen en frente, cara a cara, y extienden sus brazos hacia delante. De esta manera se rozan las yemas de los dedos. Ponen sus cabezas mirando al techo y Astaroth empieza a pronunciar unas palabras en lenguaje demoníaco, invocando los malos presagios. Miguel pone los ojos en blanco y empieza a temblar.
En esas dos acciones se mezcla el bien y el mal, un lado y el opuesto. Por eso, uniendo sus fuerzas, consiguen crear dos rayos perfectos que salen de sus manos y que se tocan unos milímetros entre ellos. Un rayo es rojizo y rebosa de fuego, el otro es blanco y está lleno de energía. Los dos, en la misma dirección ascendente y a la misma velocidad, se unen hasta formar un sólo rayo hecho de dos realidades distintas, consiguiendo mayor poder.
-¡Bien! ¡Bien! -se alegra Astaroth, viendo que han logrado su objetivo.
-Bien no, perfecto. -susurra Miguel.
Segundos después el arcángel Miguel abre los ojos y para de temblar; Astaroth deja de pronunciar las palabras en lenguaje demoníaco y respira hondo. Al cabo de un instante, el rayo impregnado con las dos esencias desata su poder: el poder demoníaco, lleno de magia oscura y fuego, reacciona con la pureza y la energía del poder angélico. Esta unión se mezcla a muchos kilómetros de la Tierra formando una bola de energía parecida a un meteorito. Y, volviéndose a concentrar, los dos seres guían esa bola de energía justo dónde están ellos. La bola se mueve a una velocidad vertiginosa y deja tras de si un elegante arco luminoso. Cuando la bola llega a su objetivo consigue desatar todo su poder produciendo una gran explosión dentro del edificio. El ángel y el demonio vuelan rápidamente hacia fuera, y justo después de tocar el suelo a unos veinte metros de allí, Eden Pharmacorp estalla en llamas y no queda absolutamente nada en pie.
Los dos seres observan la escena con orgullo. Se miran fugazmente, y se adivinan el pensamiento: han logrado su objetivo uniendo sus poderes opuestos, y el resultado ha sido perfecto.
Se plantean, cada uno por su lado, si será tan malo como creen la unión de un ángel y de un demonio para formar nuevas vidas.


Diez años antes

-"Veinte pasos hacia la derecha, gira a la izquierda y treinta pasos más. Sigue recto siete pasos y delante de ti la verás."
Iah-Hel estaba leyendo una y otra vez la rima que le había confiado un ángel antiguo para encontrar la ermita de Santa Helena, cerca del río Araguaia, en la selva del amazonas. Estaba seguro de que en esa ermita enontraria alguna manifestación de Dios: era un lugar aborigen y la influencia humana prácticamente no estaba presente. Él y su hija de seis años estaban llegando al punto donde empezaba la rima.
-Ahora intenta estar callada, Cat. Tengo que contar los pasos que hacemos para poder llegar a la ermita, ¿de acuerdo?
-Sí, papá. -dijo ella, ignorando que la había llamado "Cat" y no "Caterina", como a ella le gustaba.
No tuvo problemas en mantenerse callada porque estaba demasiado ocupada observando los inmensos e infinitos árboles de la selva, mirando el curso del río Araguaia y los distintos insectos y pájaros que se encontraban por allí. Con sólo seis años ya había visto centenares de paisajes diferentes e increíbles, pero este paisaje era especialmente bello.
Le dio la mano a su padre y juntos empezaron a andar aún más entre la naturaleza de aquel lugar. Contaron los dos a la vez en voz alta y al fin divisaron la ermita de Santa Helena delante de ellos. Se acercaron a ella con alegría y vieron toda la esencia natural y la magia que desprendía.
-¡Hemos llegado, Cat! -exclamó Iah-Hel.
-¡Quiero entrar! -dijo Cat, acercándose a la puerta de entrada.
Era una ermita pequeña, pero preciosa. Se volvieron a coger de la mano y subieron los cuatro escalones de la puerta de madera. Dentro habían dos bancos para rezar, uno en cada lado de la habitación. En la pared del final había un pequeño altar con una figura de Dios y tres cuadros con los arcángeles pintados. Iah-Hel se adelantó y se sentó en el banco de la izquierda. Juntó las manos y cerró los ojos, como siempre hacía cuando entraban en un lugar así.
Cat ya estaba acostumbrada a no hacer ruido, pero no quería quedarse quieta en ese lugar. Una vez observado todo el interior de la ermita, se desplazó imperceptiblemente hasta fuera y allí se sentó sobre una piedra esperando a su padre. Estaba cansada, pero quería seguir investigando. Oyó un ruido al otro lado de la ermita y se dirigió a él. Era el sonido de unas hojas moviéndose rápidamente detrás de un arbusto. Se acercó un poco más y de repente vio una luz que por un momento le cegó por completo.
-¡Ay! -dijo, molesta. Cuando pudo volver a ver con claridad, advirtió unas alas blancas que estaban desapareciendo. -Espera, por favor...
Lo dijo en un susurro, pensado que había visto algo que su padre había estado buscando todo ese tiempo.
Después de esas palabras, las alas se acercaron un poco a ella. Cat pronto pudo ver un rostro dibujado en la luz, un rostro brillante como un rayo de sol.
-Yo te bendigo, Caterina -dijo el rostro de luz. Era una voz dulce y tranquilizadora-. Estás destinada a grandes cosas, criatura. Aprovecha las situaciones que vivirás y sobretodo transmite amor a todos los seres.
De pronto se desvaneció, y Cat se sintió realmente feliz y agradecida. Era la primera vez que veía a un ángel sin cuerpo humano, al contrario de su padre. Decidió no contarle a nadie lo que había vivido; de alguna manera pensaba que era un secreto entre aquel ángel y ella.
Cat nunca sabría que aquel ángel era Gabriel, un arcángel que al cabo de diez años vería en unas circunstancias muy distintas.


Realidades paralelas

En la playa de Byron Bay

Me llamo Anne. Tengo dieciséis años y vivo en Byron Bay, un pueblo de New South Wales, Australia. Poseo una casa al lado de la costa, junto a la playa y el puerto. Ahora es únicamente mía, porque mi padre ha fallecido. Él tenía mucho dinero, y ahora me pertenece sólo a mí. Engaño a la policía porque estoy viviendo sola y en teoría no puedo. No quiero que nadie me cuide, puedo hacerlo yo sola. Creen que George Prensey, el cura del pueblo, me cuida. Pero en realidad le pago para que diga que vive conmigo y así puedo vivir tranquila.
Aún no os he dicho qué voy a hacer en la vida. Hasta hace poco no lo sabía; ahora ya lo sé. Voy a descubrir quién mató a mi padre y por qué. Tengo una sospecha: mi padre era un negociante muy importante, era un pez gordo. Estoy segura de que los mafiosos que vinieron el mes pasado a decirle a mi padre que detuviera un negocio fueron los responsables del crimen. Así que ya tengo este propósito, pero además de descubrir quién y por qué lo mató, me vengaré.
Estoy en la playa de delante de casa, una playa de arenas blancas y aguas cristalinas. A veces disfruto entrando despacio en el agua y quedándome de pie, mirando el horizonte, donde se tocan el mar y el cielo. No puedo nadar demasiado porque pasados veinte metros merodean por allí algunos tiburones.
Salgo del agua y me siento en la toalla. Empieza a hacer un poco de viento y se alzan unas cuantas olas. Oigo un coche que se para en mi calle y me doy la vuelta. Veo el mismo coche que llevaban los mafiosos el mes pasado, y empiezo a tener miedo. Pero escondo este sentimiento con valor, aprovechando la oportunidad que he estado esperando. Me levanto rápidamente y me dirijo corriendo hacia ese coche. Pero antes de alcanzarlo, baja del coche un chico de pelo castaño con bañador y sin camiseta, con una tabla de surf en las manos. Me detengo, extrañada. Me pregunto si me he confundido de coche. Pero antes de que el coche se largue veo al jefe de los mafiosos en el asiento del conductor.
-¡Mierda! -grito, viendo como el coche se aleja. Ya es demasiado tarde para hacer algo. El chico se acerca a mí y me pregunta qué me pasa.
-¿Que qué me pasa? ¿Quién eres? ¿Y por qué has bajado del coche de Nebyross?
-Eh, tranquila. -me dice, dejando la tabla de surf en el suelo. -Me llamo Jason, y he venido a hacer surf. ¿Conoces a mi padre? ¿Cómo sabes su nombre?
-¡¿Tu padre?! -grito, incrédula. -¡¿Nebyross es tu padre?!
-Sí, ¿te ha hecho algo malo? Ya sé que trabaja en malos asuntos, pero no hace daño a gente inocente...
-Creo que tu padre y sus amigos... mataron a mi padre. -le digo, reteniendo las lágrimas que empiezan a aparecer en mis ojos.
-No puedes acusar a alguien sin saber nada. -me dice, con un tono frío. Entonces se da cuenta de que estoy a punto de llorar. -Venga, un poco de calma. Vamos a sentarnos.
Jason coge su tabla de surf y la deja junto a mi toalla. Él se sienta en la tabla y yo en la toalla.
-¿Cómo te llamas? -me pregunta.
-Anne.
-Anne, siento mucho lo de tu padre. No creo que haya sido mi padre el culpable, pero... He venido unos días a Byron Bay para surfear. Si quieres, te ayudaré a descubrir quién es realmente el culpable mientras esté aquí.
Le miro, y sus ojos me dicen que habla con franqueza. Cierro los ojos un momento, y me aclaro la garganta.
-De acuerdo. No tengo miedo, solo quiero descubrir quién fue y por qué. Y también quiero vengarme. Te agradezco tu ayuda, Jason.
Él me sonríe, y se levanta.
-Bueno, ahora dame quince minutos para utilizar esta tabla, que si no se aburre. Luego empezaremos con la investigación, ¿de acuerdo?
-Vale -le digo, con una sonrisa.
He estado un tiempo sola, sin tener a nadie en quien confiar. Que aparezca Jason ofreciéndome su ayuda me ha animado un poco. Le observo entrar en el agua con su tabla de surf naranja. Se pone boca abajo encima de la tabla y empieza a nadar mar adentro con sus brazos. Me preocupan los tiburones, pero no creo que le ataquen. Se mueve demasiado rápido, es demasiado imperceptible. Levanta su cuerpo y se pone de pie en la tabla. Se acerca una gran ola, y se mete dentro. Es maravilloso verle salir de ese túnel de agua sin problemas.
Estoy un rato mirándole, y al cabo de veinte minutos vuelve a la orilla. Me sorprendo porque me doy cuenta de que cada vez que se acerca más, mi corazón late más y más rápido.

El final múltiple

1) Ya puedo abandonar este mundo

Estoy a punto de partir. Ya me he despedido de Angelo, y todavía resuenan en mi cabeza las dos últimas palabras que han salido de su boca: "Te esperaré". Algo ha tirado de mí, y ahora me estoy alejando. Espera, estoy retrocediendo. ¿Qué está pasando? No me dirijo a Angelo... Una fuerza invisible me está conduciendo con una velocidad vertiginosa hacia arriba. Me desplazo como un pájaro hacia España, y cada vez me acerco más a Valencia. Ahora puedo ver los campos, las casas, los coches... No tengo miedo. Sencillamente me dejo llevar.
Han pasado cinco minutos, y ahora veo una parte de una ciudad que me es familiar. Veo una iglesia y... ¡a Jotapé! ¡Es él! Claro que me es familiar todo esto. Jotapé está sentado en las escalinatas de la iglesia, mirando el cielo. ¿Me habrá visto? No lo creo...
Al fin pongo mis pies -o mi ectoplasma, es igual- en el suelo, y me acerco rápidamente a Jotapé. No me ve, evidentemente. Grito su nombre, y tampoco me oye. Entonces pongo mis manos sobre las suyas, y él alza la cabeza como si hubiera percibido mi presencia. Hacía mucho tiempo que no le veía. Está muy diferente; los años han sido duros con él. Me acerco más y le susurro su nombre. Jotapé pone los ojos como platos.
-...¿Cat? -añade, con una sonrisa incrédula.
Sé que me tengo que ir, y lo único que me quedaba era despedirme de Jotapé, una persona muy importante para mí, una persona que me ayudó muchísimo. Al fin y al cabo, el único ser humano que me queda en la Tierra.
<Adiós>, le susurro otra vez. Él deja caer una lágrima, y comprende.
-Alguien me dijo que habías muerto. S
upongo que si te despides de mí es que ya has encontrado la paz interior... Te quiero como a una hija, Cat. Ve con Él; te está esperando.
Después de estas palabras, le acaricio la mejilla. Lo percibe y sonríe otra vez. Me alejo, y vuelvo a ver una luz
cegadora. Ya puedo abandonar este mundo, y Angelo me estará esperando en algún lugar, algún día.


2) Los dos juntos, eternamente

-¡Espera, Cat! -oigo decir, momento
s antes de atravesar el túnel de luz.
Es Angelo. Me doy la vuelta y él vuela hasta donde estoy yo. Creía que ya me lo había dicho todo.

-Cat, mis sentimientos hacia ti son más profundos de lo que pensaba. Me he dado cuenta de que no puedo dejarte marchar.
<¿Qué...?> balbuceo, incrédu
la, feliz. Pero algo tira de mí hacia la luz, alejándome de él.
-¡No! -grita Angelo, persiguiéndome. Consigue cogerme la mano. -No pienso soltar la mano de Cat. ¿Quieres a un demonio en tu reino? Tú eliges. Los dos cruzamos el túnel, o los dos nos quedamos aquí.
No me lo puedo creer
. Noto su caliente mano sobre la mía, su pulso, su respiración. Está tan nervioso como yo, pero antepone el valor y el coraje. ¿Estará hablando con Dios? ¿Se atreve a hablarle? Supongo que lo hace porque quiere estar conmigo. Oh, nunca pensé que diría esto, pero... Angelo me ama. Mi corazón, o lo que queda de él, no puede parar de latir a cien por hora. Le miro, y él me dedica una media sonrisa. Surgen unos segundos de silencio absoluto, de incertidumbre. Los arcángeles miran la escena desde la lejanía, en el suelo.
Enton
ces ocurre algo que nos sorprende a todos: algo tira de los dos y nos dirigimos hacia el final del túnel. ¡Los dos juntos!
Nos miramos.
<Angelo... no sé qué habrá al otro lado.>
-Yo tampoco -responde, mirándom
e fijamente mientras nos alejamos de la Tierra. -, pero no importa. Haya lo que haya, estaremos tú y yo.
Miro hacia el frente, saboreando los sentimientos que afloran en mi interior: el amor mutuo, la felicidad des
bordada. También tengo miedo, pero no importa. Estoy con Angelo. Y creo que estaré una buena temporada con él... ¿quizá toda la eternidad? ¡Claro!
Mientras pienso en esto, dejo caer un par de lágrimas que se pierden en las nubes. Cuando llueva, caerán en algún lugar de la Tierra mostrando hasta qué punto alguien puede ser feliz.

<Te quiero, Angelo>.

Creación de un video-clip

El tráiler del libro



Mil palabras: una imagen




Mi querido diario

Martes, 26 de marzo de 2009

Sigo estando en esta casa. Ya hace cuatro años que no sigo mi diario electrónico, pero creo que ahora tengo un buen motivo para hacerlo. He conocido a una chica llamada Cat, que quiere averiguar quién mató a su padre y por qué (su padre era Iah-Hel, un ángel menor). A mí esto me da igual; el problema es que no hace mucho mataron a Cat, y ahora ha vuelto a aparecer siendo un fantasma y parece que su enlace soy yo. Pero, ¿por qué precisamente yo?
También hay otro aspecto en este asunto: hay demonios antiguos que tienen algún tipo de relación con ella. Esto quizá me ayude a subir de rango en mi especie, o puede que gracias a ella me entere de cosas valiosas. Pero quizás esto también me meta en problemas. Aunque seguro que de aquí a un par de siglos me olvidaré de todo, y solo quedará este documento en el disco duro de este ordenador. No sé si darle importancia a esto...
Es raro tener a Cat tooodo el día pegada a mí. A veces me cansa y me agobio, y lo pago con ella. Me parece demasiado pesada... Pero me he dado cuenta de que es especial. Tiene un gran valor, coraje, nobleza; es valiente, pero también inocente, pura... No sé, es diferente a los demás humanos. Me gustaría saber por qué. Creo que podré saberlo ayudándola, desvelando el misterio de la muerte de su padre. Y así podrá irse por el túnel de luz y dejarme tranquilo de una vez.
Presiento que gracias a ella podré saber cosas que no me incumben, y así poder ser un gran demonio. Espero no equivocarme... Bueno, iré a la cocina, que creo que Cat está por allí. Hasta el tiempo que haga falta, querido diario.

Angelo.


Si la novela fuera...

Si la novela fuera una canción sería "All around the world", de Oasis. Esta canción a veces es tranquila y otras veces es fuerte, como los diferentes capítulos del libro. Además, la canción habla del mundo y de que se tiene que correr la voz, como el caso de Cat y Angelo. Hay muchas estrofas que se podrían atribuir a los protagonistas.

Si la novela fuera una película sería "Un puente hacia Terabithia", porque se mezcla el amor con la aventura y la fantasía. Y hay una gran característica igual: se muere la protagonista. En la película los protagonistas crean con la imaginación un mundo distinto, que en el libro podría ser la realidad de los ángeles y los demonios.

Si la novela fuera un animal sería un búho. Representa la capacidad de volar de los ángeles y los demonios, la buena voluntad y la pureza de Cat, y la sabiduría milenaria de los arcángeles y los demonios mayores.

Si la novela fuera una flor sería una rosa. Tiene una similitud con los demonios: son bellos y tienen una "fragancia" que atrae a los humanos, pero albergan en su interior maldad como las espinas de la rosa. También se parece al libro en general: parece una historia bonita y feliz pero tiene golpes escondidos.

Si la novela fuera un estado de ánimo sería "sorprendido", porque continuamente se están descubriendo cosas nuevas y ni los personajes ni el lector paran de sorprenderse.

Si la novela fuera una estación del año sería el otoño, porque simboliza el final de la vida -las muertes de los personajes-, y el nacimiento de otros. Es una época de caída, de tristeza, pero también hay días soleados. Define más o menos el carácter del libro.


Descripción del sueño de un personaje

"El mismo sueño" (Caterina)

Oh, no... Otra vez el sueño de cada noche. Estoy durmiendo en un autobús, en busca de los asesinos de mi padre. Y, desde hace un par de semanas, estoy soñando lo mismo. Ahora mi subconsciente está cruzando una callejuela oscura, tenebrosa. Y, como siempre, veo a un chico de espaldas con dos alas negras inmensas pegadas al cuerpo. Retrocedo dos pasos, y oigo un ruido detrás de mí. Me giro, y veo a mi padre al otro extremo de la callejuela.
-¡Papá! -grito, con la misma angustia y rabia que la noche anterior. Y aunque ya sé que cuando empiece a correr ese chico de alas negras me alcanzará antes de tocar a mi padre, igualmente corro. Mi instinto me dice a gritos que corra hacia mi padre y así poder saber que nada ha sido real, que en realidad Iah-Hel sigue vivo...

Pero nunca lo consigo. Siempre se acerca el chico, como una sombra fugaz, y me rodea con los brazos. Le miro a los ojos y veo que los tiene rojos. Pero no me da miedo. Le dirijo una mirada de odio, y él me sonríe. Me acaricia una mejilla y me susurra al oído <Conseguiremos descubrirlo todo>.

En este punto siempre me despierto, y nunca tengo tiempo de preguntarle qué significan sus palabras. Ahora estoy sola, muy sola. En el autobús sólo hay dos ancianos y un hombre. Me acomodo en mi asiento y miro por la ventana, pensando en las palabras del chico de las alas negras. Espero no encontrarme nunca con él por la calle...

El monólogo de un personaje

Monólogo de Gabriel dentro de su prisión

No puedo más. Estoy muy cansada, pero no consigo dormir. Tengo tanto frío... Y, aún así, no puedo parar de pensar en la criatura que llevo dentro de mí. Haré todo lo posible para que no le pase nada. Tengo que ser fuerte y salir adelante... no voy a dejar que mi hijo sufra.
Me han encerrado aquí, en una celda demasiado pequeña, demasiado oscura, demasiado fría... Estoy sentada en una esquina, hecha un ovillo y acariciando débilmente mi barriga, intentando transmitir tranquilidad a mi hijo. No puedo evitar derramar un par de lágrimas, estoy muy triste. Pero no debo olvidar quién soy: un arcángel que lucha por la humanidad y la vida; un arcángel capaz de sentir amor hacia un demonio... y conseguir crear vida; un arcángel que ama a la Creación tanto como a los humanos, y que debe proteger sus vidas.
Sonrío levemente al pensar que Nebiros y Uriel todavía no han podido descubrir quién es el padre de mi hijo, y que cuando venga los detendrá y conseguirá sacarme de aquí y detener la masacre que nos acecha. Amo tanto a Astaroth... No quiero que le pase nada.
Estoy percibiendo algo. Una especie de ruido, creo. Levanto la cabeza, alarmada. Ah, no; sólo es un espíritu perdido. Un momento, no parece muy perdido... Lo observo, dirigiéndole una mirada comprensiva, y le dedico una sonrisa. Me empieza a hablar, y me doy cuenta de que en realidad sabe muchas cosas para ser un simple fantasma. Sabe quién soy y quién me tiene prisionera. Cierro los ojos, ocultando tristeza por recordar que sigo aquí encerrada. Cuando se marcha, presiento que pronto volveré a ser libre, que todo saldrá bien.
Me envuelvo en mi chaqueta, en esta esquina fría, y abrazo mi barriga para transmitirle paz a mi bebé. "Todo saldrá bien", le digo.

Si mi personaje fuera poeta...

Caterina, un fantasma:
"No puedo evitar amarte"

Me río sin conseguir carcajada,
lloro sin derramar ni una lágrima.
Intento percibir, pero no puedo,
y aunque no esté respirando, no muero.

Cierro los ojos y todo lo veo,
escucho otros lenguajes y comprendo.
Mis manos ya no empuñan esa espada,
así que ahora no puedo hacer nada.

¡Basta ya! ¡No puedo más!
¿En qué me he convertido?
¡Basta ya! ¡No puedo más!
Ayúdame, ángel mío.

No quiero ser una carga para ti,

eres mi enlace desde que morí.
No veo el túnel de luz, pido perdón,
mas creo que ya sé cuál es la razón.


¡Basta ya! ¡No puedo más!
¿Es esto lo que siento?
¡Basta ya! ¡No puedo más!
Ayúdame, Angelo...


...no puedo evitar amarte.



El comienzo de la imaginación

"Hoy día, la gente ya no cree en los ángeles. Bueno, hay quien piensa que son seres de luz que están aquí para aydudarnos y que, si les rezas de una determinada manera, te ayudarán a encontrar novio, a que te toque la lotería o a curarte las hemorroides..."

Eso no es creer en los ángeles. En serio, la gente que piensa que es así, no tiene ni idea. Lo sé, estoy convencido de ello. Porque hace unas semanas me encontré, sin poder creerlo, con un ángel de verdad. Y no he sido capaz de contárselo a nadie. Pero hoy me veo con ánimos de contarle esto a un trozo de papel, quizá para desahogarme y luego destruirlo, o quizá para guardarlo y volverlo a leer dentro de unos años… para saber que no fue un sueño.
Todo empezó la tarde de un viernes cualquiera. Salí del instituto y cogí el viejo tranvía que recorre la ciudad cientos de miles de veces. Esta vez, sin embargo, bajé antes de llegar a la parada que me deja casi delante de casa. Bajé del viejo tranvía en la Piazza dil Duomo sin saber muy bien por qué; quizá la catedral me había vuelto a hechizar, obligándome a bajar del tren, sentarme en un banco de piedra y observar su magnífica fachada. Cogí la mochila y me dispuse a cruzar la plaza más importante de Milán, repleta de historia, librerías, abuelos charlando… me encanta. Esquivé con destreza a los turcos que querían, como siempre, venderme pulseras de colores, y al fin crucé la inmensa plaza para entrar, inconscientemente, dentro de la gran catedral. Seguía allí, como siempre, tan grande, tan bella, repleta de un ambiente antiguo y rebosante de magia. Empecé a andar por uno de los laterales, despacio, observando los mosaicos y las figuras…
Cuando llegué justo al lado izquierdo del altar, me tropecé. Agradecí que no hubiera nadie cerca, porque se hubieran reído de mí. Cuando intentaba ponerme de pie otra vez, vi por qué me había tropezado. Una de las baldosas sobresalía del suelo, y tenía una forma muy rara. No me había fijado nunca, y mira que me había pasado horas y horas en aquel lugar. Me di cuenta de que se podía retirar la baldosa, y dentro había un agujero con un pergamino dentro. Quién iba a decir que de esta forma tan estúpida yo, un simple chico de quince años, encontraría la clave de los ángeles, de la humanidad y del mundo.

Alfabeto de la novela

A- Angelo
B- Bendición
C- Caterina
D- Desafiar, Dios
E- Enlace, Espada
F- Fe
G- Guerra milenaria
H- Humanidad
I- Inmaterial
J- Juramento
K- Kilometraje de los pasos de Cat
L- Libro de Enoc
M- Matar, Morir
N- Noche
O- Odio
P- Proyecto Apocalipsis
Q- Querer
R- Religión
S- Sabiduría
T- Traición
U- Uriel
V- Venganza, Virus
W- Webs sobre ángeles
X- Xenofobia
Y- Yacer para toda la eternidad
Z- Zozobra

Laura Gallego: YO, AUTOR

Hola, me llamo Laura Gallego García, y nací en Valencia el 11 de octubre de 1997, en un plueblo llamado Quart de Poblet. Tengo 32 años, y ya hace un poquito que empecé a escribir. Desde muy pequeña siempre quería ser escritora, y lo logré con mi amiga Miriam a mis once años. Estuvimos tres años escribiendo un libro sobre fantasía, pero nunca llegamos a publicarlo.
Pero nada terminó aquí. Entré en la Universidad de Valencia para estudiar Filiología Hispánica y lograr mi sueño: ser profesora de literatura. Además, nunca perdí la esperanza de que algún día un editor estimaría mis textos para sacarlos a las librerías.
Cuando cumplí los 21 años, envié mi decimocuarto libro, Finis Mundi, al Premio Barco de Vapor. Con una grata sorpresa, ¡me di cuenta de que gané ese premio! Pero realmente obtuve mayor popularidad con la trilogía que hice después: Crónicas de la Torre. En 2004 empecé a publicar mi segunda trilogía, una historia que ya hacía tiempo que me rondaba por la cabeza: Memorias de Idhún.
Como es evidente, me encanta escribir libros de fantasía. En 2007 escribí La emperatriz de los etéreos, y un año después publique Dos velas para el diablo. Sinceramente, yo escribo libros que me gustaría leer, así que principalmente escribo para mí. Y me gusta a otra gente le guste leer mis libros, es fantástico.
Pero no solamente escribo. También me gusta leer (mi libro favorito es definitivamente e indiscutiblemente La historia interminable, de Michael Ende), y estoy haciendo el doctorado en mi tesis sobre el libro de caballerías Belianís de Grecia, de Jerónimo Fernández (1579).
Así que esta es mi vida, ¡llena de aventuras y pasiones que narrar!

Un saludo,
Laura Gallego García.