[Cuando Astaroth y el arcángel Miguel destruyen el edificio Eden Pharmacorp]
-¡Iros, rápido! -grita Astaroth. Cat y Angelo, junto con los arcángeles, salen rápidamente hacia fuera del edificio.
-Creo que nos lo vamos a pasar en grande -le dice Miguel a Astaroth, con una sonrisa.
Los dos bajan rápidamente por las escaleras hasta la parte inferior del edificio. Cuando se aseguran de que ningún aliado está cerca, empiezan a hacer un extraño ritual. Se ponen en frente, cara a cara, y extienden sus brazos hacia delante. De esta manera se rozan las yemas de los dedos. Ponen sus cabezas mirando al techo y Astaroth empieza a pronunciar unas palabras en lenguaje demoníaco, invocando los malos presagios. Miguel pone los ojos en blanco y empieza a temblar.
En esas dos acciones se mezcla el bien y el mal, un lado y el opuesto. Por eso, uniendo sus fuerzas, consiguen crear dos rayos perfectos que salen de sus manos y que se tocan unos milímetros entre ellos. Un rayo es rojizo y rebosa de fuego, el otro es blanco y está lleno de energía. Los dos, en la misma dirección ascendente y a la misma velocidad, se unen hasta formar un sólo rayo hecho de dos realidades distintas, consiguiendo mayor poder.
-¡Bien! ¡Bien! -se alegra Astaroth, viendo que han logrado su objetivo.
-Bien no, perfecto. -susurra Miguel.
Segundos después el arcángel Miguel abre los ojos y para de temblar; Astaroth deja de pronunciar las palabras en lenguaje demoníaco y respira hondo. Al cabo de un instante, el rayo impregnado con las dos esencias desata su poder: el poder demoníaco, lleno de magia oscura y fuego, reacciona con la pureza y la energía del poder angélico. Esta unión se mezcla a muchos kilómetros de la Tierra formando una bola de energía parecida a un meteorito. Y, volviéndose a concentrar, los dos seres guían esa bola de energía justo dónde están ellos. La bola se mueve a una velocidad vertiginosa y deja tras de si un elegante arco luminoso. Cuando la bola llega a su objetivo consigue desatar todo su poder produciendo una gran explosión dentro del edificio. El ángel y el demonio vuelan rápidamente hacia fuera, y justo después de tocar el suelo a unos veinte metros de allí, Eden Pharmacorp estalla en llamas y no queda absolutamente nada en pie.
Los dos seres observan la escena con orgullo. Se miran fugazmente, y se adivinan el pensamiento: han logrado su objetivo uniendo sus poderes opuestos, y el resultado ha sido perfecto.
Se plantean, cada uno por su lado, si será tan malo como creen la unión de un ángel y de un demonio para formar nuevas vidas.

-¡Iros, rápido! -grita Astaroth. Cat y Angelo, junto con los arcángeles, salen rápidamente hacia fuera del edificio.
-Creo que nos lo vamos a pasar en grande -le dice Miguel a Astaroth, con una sonrisa.
Los dos bajan rápidamente por las escaleras hasta la parte inferior del edificio. Cuando se aseguran de que ningún aliado está cerca, empiezan a hacer un extraño ritual. Se ponen en frente, cara a cara, y extienden sus brazos hacia delante. De esta manera se rozan las yemas de los dedos. Ponen sus cabezas mirando al techo y Astaroth empieza a pronunciar unas palabras en lenguaje demoníaco, invocando los malos presagios. Miguel pone los ojos en blanco y empieza a temblar.
En esas dos acciones se mezcla el bien y el mal, un lado y el opuesto. Por eso, uniendo sus fuerzas, consiguen crear dos rayos perfectos que salen de sus manos y que se tocan unos milímetros entre ellos. Un rayo es rojizo y rebosa de fuego, el otro es blanco y está lleno de energía. Los dos, en la misma dirección ascendente y a la misma velocidad, se unen hasta formar un sólo rayo hecho de dos realidades distintas, consiguiendo mayor poder.
-¡Bien! ¡Bien! -se alegra Astaroth, viendo que han logrado su objetivo.
-Bien no, perfecto. -susurra Miguel.
Segundos después el arcángel Miguel abre los ojos y para de temblar; Astaroth deja de pronunciar las palabras en lenguaje demoníaco y respira hondo. Al cabo de un instante, el rayo impregnado con las dos esencias desata su poder: el poder demoníaco, lleno de magia oscura y fuego, reacciona con la pureza y la energía del poder angélico. Esta unión se mezcla a muchos kilómetros de la Tierra formando una bola de energía parecida a un meteorito. Y, volviéndose a concentrar, los dos seres guían esa bola de energía justo dónde están ellos. La bola se mueve a una velocidad vertiginosa y deja tras de si un elegante arco luminoso. Cuando la bola llega a su objetivo consigue desatar todo su poder produciendo una gran explosión dentro del edificio. El ángel y el demonio vuelan rápidamente hacia fuera, y justo después de tocar el suelo a unos veinte metros de allí, Eden Pharmacorp estalla en llamas y no queda absolutamente nada en pie.
Los dos seres observan la escena con orgullo. Se miran fugazmente, y se adivinan el pensamiento: han logrado su objetivo uniendo sus poderes opuestos, y el resultado ha sido perfecto.
Se plantean, cada uno por su lado, si será tan malo como creen la unión de un ángel y de un demonio para formar nuevas vidas.

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